Los coches de Fórmula 1 son auténticas máquinas que ponen a prueba a todos los pilotos. Al bajarse de los monoplazas, los que los manejan acaban sudando y cansados, pero hay circuitos en los que el desafío es mayor.

Hablamos de estos circuitos en países tropicales donde las altas temperaturas y los altos niveles de humedad afectan a los pilotos, como también las extremas temperaturas en el desierto.

Y si además no te puedes hidratar debido a un fallo en el sistema, el problema se agrava mucho más llegando a poner en peligro la salud del piloto.

Precisamente esto le ocurrió a Valtteri Bottas en el pasado GP de Singapur, cuando estuvo al limite de la deshidratación: “Ahora mismo estoy bien, pero fue prácticamente al final de la carrera cuando noté que mi visión no era tan clara que debería ser”, acusa el finlandés.

Finalmente, como vimos, el piloto de Mercedes pudo acabar la carrera subiéndose al tercer cajón del podio, con optimismo reconoció que “el ser humano puede hacer cosas asombrosas, pero siempre y cuando no se dé por vencido“.

Pero Bottas no ha sido el primero en haber estado al limite en este aspecto, sino que esto ha ocurrido en los últimos años cuando la F1 ha visitado países que tienen estas características. Por ejemplo, Fernando Alonso lo ha sufrido tres veces en su carrera deportiva. La primera fue en la segunda prueba del campeonato en 2005, cuando ganó en Malasia. Las altas temperaturas hicieron que el español se tuviera que poner de cuclillas en el podio mientras sonaba la Marseillesa para evitar caerse. También le ocurrió algo parecido en Singapur 2008 donde ganó, y en Bahréin 2009 donde solo pudo ser octavo.

Sin embargo, la carrera más difícil ha sido sin duda la acontecida en Singapur en 2014, cuando Magnussen tuvo que acudir al centro médico, a la vez que Kvyat y Vettel sufrían mientras declaraban ante los medios.

 

Autor del artículo: Jorge Solana/@jorgeqeaf1

Foto: @F1