Segundas partes nunca fueron buenas. El Refranero popular recoge este conocido dicho, que en la mayoría de situaciones es cierto. Pocas excepciones hay respecto al mismo, y la aventura concerniente a Robert Kubica no es una de ellas. El polaco más rápido de la historia comenzó una fulgurante carrera allá por 2006 y, en los albores de su trayectoria, parecía tenerlo todo; velocidad y talento como los de antes, gozaba de la simpatía del paddock y había mostrado sus capacidades en sus escasas opciones. Sin embargo, todo se fue torciendo poco a poco hasta la hecatombe que tuvo lugar en aquel rallye regional en 2011, donde en un accidente Kubica casi pierde el brazo derecho. Desde ahí trabajó muy duro, de manera encomiable, para regresar al Gran Circo.

Cuando se confirmó que el bueno de Robert iba a ser piloto titular con Williams este año, las dudas comenzaron a sobrevolar el paddock. Que si regresaba para arrastrarse por la pista con los de Grove, que los test que había realizado el año anterior mostraban tiempos paupérrimos… Se ha valorado mucho el esfuerzo del polaco por regresar, pero muchos pensaban que si iba a competir de nuevo serviría únicamente para echar por tierra toda su reputación de piloto rápido pero desdichado, que pudo haber sido campeón del mundo pero al que la fortuna dejó de lado. Y viendo los resultados de este año, parece que así ha sido. El novato George Russell (un piloto de talento descomunal, además) le ha sobrepasado en tiempos de clasificación y ritmo de carrera, llegando a doblar al polaco en varias citas con el deprimente Williams.

De este modo, es lógico pensar que Kubica puede haberse arrepentido de su malogrado retorno a la Fórmula 1. Nada más lejos de la realidad. Kubica ha comentado que nadie le obligó a volver, sino que fue por decisión propia. Que su reto era regresar a la cúspide del deporte del motor, algo que, al fin y al cabo, ha conseguido por méritos propios. «El inicio fue más complicado de lo que esperábamos, y ello ha lastrado toda nuestra temporada», ha admitido, en cambio. Robert desea finalizar el año de la mejor manera posible, «sabiendo que lo hemos dado todo en un equipo que ha estado motivado todo el tiempo».

El futuro de Kubica

Robert tiene los huevos repartidos en distintas cestas que, además, intentará compaginar. Pretende mantenerse vinculado a la Fórmula 1, como piloto probador de algún equipo (todas las quinielas apuntan a que lo será de Haas), porque además la petrolera polaca que lo patrocina quiere hacer lo propio. Pero Kubica desea también desea competir, y su prioridad es la de participar en el certamen del DTM. Robert lo considera la mayor competición europea tras la F1 y asegura que «estaría feliz allí».

 

Imagen: Williams Racing