El retorno de Honda a la máxima categoría se anunció como la unión de dos grandes compañías unidas por un objetivo común: llegar a lo más alto. Por un lado un histórico como Mclaren en horas bajas tras haber perdido paulatinamente, más o menos, las posiciones a las que acostumbraba a estar además de patrocinios de importancia. Por otro Honda, una firma que se vio forzada a abandonar años atrás y que además, como empresa automovilística estaba cediendo terreno ante Toyota en el desarrollo de tecnología híbrida. Las piezas parecían encajar.

A caballo pasado, el puzzle ha sido completamente distinto hasta el punto de tener que abandonarse. Ni siquiera parece haberse dejado a medias sino más bien parece que ni siquiera haya sido empezado. La progresión durante las temporadas ha ido dirigida a arreglar errores de inicio:

“Nuestro lema como Mclaren Honda es ‘Un equipo’, trabajar juntos para obtener rendimiento. Sin embargo, no rendimos tanto como esperamos en los tests de pretemporada, así que desde el principio de la temporada en adelante no fuimos capaces de entregar tanta potencia como quisimos y como Mclaren esperaba”, subraya Yamamoto.

El 2017 era la clave para enderezar un rumbo que en 2016 daba halos esperanzas con destellos fugaces en algunas carreras. Un cambio de normativa que ponía un nuevo punto de partida para ambos, como si de un día de Año Nuevo se tratase. Lo acontecido es de sobra conocido, llegaron los monocilíndricos y las pruebas en banco que no tenían concordancia alguna con la realidad. Entonces ya era tarde, en Europa celebraban la Navidad y las bases del MCL32 ya estaban bien cimentadas.

Jornadas de tests desperdiciadas y un inicio de campaña pagando las consecuencias de nuevo. Con todo ello trasladado a las carreras venideras donde los abandonos y las fallas mecánicas estaban a la orden del día. Tampoco era este el año tan deseado por las partes ni mucho menos. Mclaren da por imposible el alcance de las metas anheladas junto con el suministrador japonés. Hasta el punto de dar por finalizada una relación en la que ellos en parte eran los máximos beneficiarios de los cheques.

Tras fallidas negociaciones con Sauber, Toro Rosso será quien equipo los propulsores de Sakura. El equipo de Faenza no posee ni de lejos el aura de Woking. La filial de Red Bull contiene algo que podría faltarle a Honda, alejarse de la presión y necesidad vital de resultados inmediatos:

“Primero, Mr. Tosts sabe mucho acerca de Japón. Entiende la cultura y tenemos buena comunicación. Hemos visto que también tienen una fábrica joven y en crecimiento, lo cual para Honda es muy importante porque podemos trabajar con la misma mentalidad y tener el mismo planteamiento. Es un nuevo comienzo con un equipo con la misma forma de pensar para avanzar juntos”

“Toro Rosso y Honda empezarán a trabajar juntos de inmediato y para los años venideros. Sin embargo, previamente tenemos que completar el resto de la temporada con Mclaren, por lo que una buena comunicación entre nosotros es aún muy importante, al igual que un buen rendimiento en las carreras que quedan”, prosigue Yamamoto.

El equipo Toro Rosso está planteado para servir de base de pilotos fundamentalmente a Red Bull. Si bien funcionan de manera casi independiente ambas fábricas, el nexo común es la empresa mater quien controla esencialmente. Es por ello por lo que Red Bull puede estar interesado en el potencial progreso de Honda en estos años previos a un nuevo cambio de normativa que sí va a afectar con mayor incidencia a las unidades de potencia:

“La normativa continúa hasta 2020 por lo que aún tenemos 3 años y queremos mostrar nuestros progresos en la tecnología. Queremos enseñar el potencial de Honda. Es muy importante para nosotros permitir al mundo ver cuanto avanzaremos y como podemos llegar al éxito”, insiste Yamamoto

Entonces puede que la situación con Toro Rosso creé un mejor escenario para Honda y suponga un alivio tanto para ellos como para Mclaren desprenderse de la tensión generada en los últimos tiempos. Un soplo de aire fresco que marca un nuevo punto de inicio para cada uno, y para Toro Rosso también. En la factoría italiana ya conocen el hecho de poseer una unidad de potencia que rinde por debajo de la media, y reciente ya que en 2016 contaron con un propulsor Ferrari del año anterior.

Unido a la lejanía del primer plano por el hecho de no haber sido un equipo histórico con leyendas, gestas y épicas, podrían estar ante una oportunidad de renacer como el sol que figura en su bandera:

“Trabajando con Mclaren, me he dado cuenta que son una gran compañía muy sistemática. Esto obviamente es muy acusado por ello pero al mismo tiempo pueden encontrar dificultades para adaptarse a los cambios”

“Comparado con Toro Rosso, es una compañía en crecimiento. Es muy importante para nosotros trabajar en asociación, dirigirnos hacia el mismo objetivo. Estamos con muchas ganas de poder trabajar más cerca”

“Toma este ejemplo: si comparas ambos equipos con diferentes cocinas, digamos que Mclaren es cocina francesa muy sofisticada, de esa manera es. Luego, Toro Rosso es más bien rural, guiso casero delicioso donde puedes añadir nuevos ingredientes. Estamos entusiasmados por hacerlo”, concluye Yamamoto.

Honda, a través de su web, publica todas estas declaraciones del manager general de la división de motorsport de la marca. Reciben a Toro Rosso con los brazos abiertos, ya que perfectamente han podido acabar donde lo hicieran en 2008. ¿Y Toro Rosso qué sentirá? Ahora más que un guiso campero lo verán más como un pastel, aunque queda una pretemporada para intentar de nuevo aprender de los errores al menos.

 

 

 

Autor: Pablo Bernal / @PabloBernal333

Foto: Honda Racing F1