La temporada 2018 debía de ser el principio del resurgir de Mclaren como potencia dentro de la parrilla. Habiendo dejado atrás a Honda, a quien ellos señalaban como origen de prácticamente todas sus desdichas, y junto con el “mejor chasis de la parrilla”, era hora de poder luchar. La realidad ya pudo salir a la luz durante los test de invierno en el trazado catalán, el rediseño del chasis se hizo tarde y mal. Con el problema de los escapes parcheado mediante orificios y escudos térmicos en ese espacio se plantaban en Melbourne con el discurso de años atrás: las mejoras no llegarán a tiempo ya que el rodaje ha sido limitado.

Con unas primeras carreras cosechando puntos, Barcelona era una vez más el punto de inflexión para cambiar el rumbo. Una versión pata negra del MCL33, un nuevo punto de partida a raíz de una evolución y no una revolución. Declaraciones que iban a ir relajando expectativas a medida que el momento llegaba. A partir de entonces y tras un ligero repunte, el desarrollo del monoplaza ha ido en decadencia con reestructuración interna mediante. Grandes nombres como Tim Goss o Eric Boullier apartados de sus cargos para estirpar aquello que Zak Brown llamaba errores sistémicos como la principal causa del rendimiento del monoplaza de Woking. Al respecto, Stoffel Vandoorne expone para Crash.net:

“No hay un plazo específico, solo sabemos que no puedes transformar un equipo de la noche a la mañana o de una carrera para otra, así que llevará tiempo”.

“Proponer un lapso es extremadamente difícil. No sé cuánto tardará en llegar las victorias, espero que más pronto que tarde obviamente, pero creo que algunas cosas necesitaban cambiarse y como dije es un primer paso positivo hacia el futuro”, opina el piloto.

Como si los plazos se reiniciasen, puesto que ya no se expresa mediante corto, medio o largo sino indeterminado. Como si ya no se mirase hacia delante, en su lugar se detienen a palpar un presente sobre el que sentar bases. Establecer relaciones con Renault, por ejemplo. Y por otro lado aprender:

“Seguiremos llevando piezas a pista, entender por donde pierde nuestro coche porque básicamente necesitaremos entenderlo para el diseño del coche del año que viene también”.

“No es un fracaso. Pienso que los resultado no han sido los que queremos, sin duda, pero si miramos a donde estuvimos el año pasado estamos aún en mejor forma, por lo que definitivamente no es un año perdido”, comenta el belga.

 

Imagen: Mclaren F1