• Ferrari asegura que no apoyará la denuncia de Felipe Massa por el Mundial de 2008.
  • El piloto brasileño exige el título y una indemnización de 10 millones de euros.
  • Hamilton, ganador de aquel Mundial, guarda silencio por ahora.

Si el año 2007 fue una olla a presión para la Fórmula 1 del año, 2008 tampoco se quedó corto. Mientras en el primer año, tres pilotos se jugaban el título en la última carrera (Alonso y Hamilton perdieron y lo acabó ganando Räikkönen), en el segundo hubo una polémica histórica que sigue dando mucho que hablar 15 años después.

Ocurrió en el Gran Premio de Singapur, donde un accidente presuntamente premeditado por parte de Renault provocó la salida de un coche de seguridad que terminó lastrando las posibilidades de Felipe Massa de puntuar aquel fin de semana. De haberlo conseguido, habría ganado el título mundial, que, finalmente, terminó conquistando Lewis Hamilton pocas semanas después.

La polémica yace en que Nelson Piquet Jr. sufrió una grave colisión que favoreció a Fernando Alonso, por entonces compañero suyo, para ganar la carrera. Como consecuencia de ello, Felipe Massa fue perjudicado, al ser adelantado por varios coches y terminar fuera de la zona de puntos.

Y esa polémica nació después de que se conociera que el accidente estaba orquestado por los propios directivos de la escudería, siendo Fernando Alonso el único que no sabía nada de esta trama. Todo surgió después de que Nelson Piquet Jr. fuera despedido de la escudería y se ‘vengara’ desvelando los planes de sus jefes.

Piquet acusó directamente a su entonces jefe de equipo, Flavio Briatore y al ingeniero jefe, Pat Symonds, de haberle ordenado que realizara dicha maniobra. Finalmente, la FIA expulsó de por vida a Briatore de Fórmula 1 e inhabilitó por cinco años a Symonds. Briatore volvió el año pasado al Gran Circo como embajador, aunque nunca volvió a dirigir un equipo tras conocerse el escándalo.

ECCLESTONE, LA PUNTILLA DEFINITIVA

Si las revelaciones de Piquet fueron un bombazo, más grande lo fue tras las declaraciones del exjefe de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone el pasado marzo, cuando reconoció que tanto él como los demás directivos de la competición sabían los planes de Renault y no dijeron ni hicieron nada: “Queríamos proteger el deporte y salvarlo de un escándalo enorme. Por entonces, existía una norma según la cual, la clasificación de un campeón mundial era intocable después de la ceremonia de entrega de premios a final de año. Así que a Hamilton se le entregó la copa y todo fue bien”.

Esas palabras fueron el detonante definitivo para que Felipe Massa iniciara un proceso para exigir que se le entregue el título. El brasileño quiere alegar todas las irregularidades conocidas y que le dañaron tanto deportivamente como económicamente. Si bien Ecclestone ha asegurado recientemente que no recuerda lo que dijo (actualmente tiene 92 años), Massa tiene decidido llegar hasta el final.

En Ferrari, no piensan lo mismo. Su actual jefe de escudería, Frédéric Vasseur, ha rechazado que la escudería, donde pilotaba Massa en 2008, entre en la polémica: “Creemos que sería una locura. No estoy a favor de cambiar el resultado de la carrera, ni siquiera pasados 15 minutos”.

La última parte implicada es el gran beneficiado de todo ello: Lewis Hamilton, el ganador de aquel Mundial, primero en su carrera deportiva, y que, por ahora, no habla. Guarda silencio, confiado en que la justicia se ponga de su lado al haber pasado 15 años de aquel escandaloso suceso.

 

Autor del artículo: Enrique Forján

Imagen: F1